Hoy quiero compartir una receta que me parece, como decimos por aquí, “muy resultona”. Es rápida y fácil de hacer y, una vez terminada, parece que le has dedicado muchísimas horas de cocina cuando, en realidad, lo más engorroso es dorar el solomillo en la sartén (por eso de que es grande y un poco difícil de manejar una vez que está caliente).
Además, si lo preparáis porque tenéis visita podéis dejarlo “medio preparado” y terminar de hacerlo mientras os tomáis algo antes de la cena o comida (queda muy profesional el sacar las cosas recién hechas del horno pero es un engorro que te pillen “con las manos en la masa”).
Para la preparación podéis pedir en la carnicería que os abran el solomillo para rellenar o podéis hacerlo vosotros mismos, eso va según gustos y pericia. Yo tener que abrirlo porque no siempre sé qué voy a hacer exactamente con el solomillo cuando lo compro (muchas veces depende del tiempo que tenga para cocinar).
Un truco que os puede ayudar si tenéis problemas a la hora de dorarlo porque se os abra es utilizar palillos para cerrar la carne (por favor, acordaros de quitarlos antes de meterlos al horno) y poner la abertura hacia abajo al principio, así la carne se sellará de esa postura y será más fácil de manejar.
En relación al relleno, como siempre, os animo a que dejéis volar vuestra imaginación: setas salteadas, jamón york y queso, foie, tortilla de verduras… En realidad, cualquier combinación que os guste tiene cabida.
También podéis hacer variaciones en la salsa. De hecho, en el vídeo yo he hecho una salsa de pimientos pero mi idea inicial era hacerla de champiñones pero cuando abrí el armario no tenía así que tuve que improvisar. Es lo que tienen los despistes, que incentivan la creatividad. Como con el relleno, las posibilidad son muchísimas: una salsa de queso (en este caso os aconsejo que la añadáis casi al final), frutos rojos (es increíble lo bien que encajan con el solomillo), etc.
Como acompañamiento a mí me gusta mucho añadir verduras: en puré o asadas si hace frío y ensalada si hace más calorcito. Pero un puré de patata o boniato le viene que ni pintado, aunque arroz especiado también le daría un toque genial.
Ya veis que, con un solo plato, podéis hacer infinidad de combinaciones. No hace falta saber cocinar veinte tipos de carne para añadir variedad a la mesa. ¿Qué se os ocurre a vosotros para este plato? Estoy lápiz en mano para coger ideas.
¡Gracias por estar!
Con el solomillo abierto, colocar el relleno Cerrar el solomillo y poner en una sartén con aceite caliente Dorar el solomillo por todos sus lados Quitar el solomillo de la sartén y reservar en una fuente para horno En el mismo aceite del solomillo, dorar la cebolla. Poner los pimientos y la salsa de tomate. Rehogar dos minutos. Añadir el vino y dejar a fuego lento (revolviendo de vez en cuando) hasta que se evapore el alcohol Verter la salsa por encima del solomillo y meter en el horno precalentado (175º) durante 40 minutos o hasta que esté hecho a nuestro gustoSolomillo relleno
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