Comidas y cenas

Repollo con langostinos

Aunque puede que a muchos esta receta os resulte de lo más elemental, yo la probé hacer poco tiempo en una comida con amigos y para mí fue una gratísima sorpresa que agradezco casi a diario (bueno, igual no tanto, pero me encanta haberla descubierto).

Desde que sigo la dieta cetogénica, me he dado cuenta de la cantidad de hidratos de carbono que hay “escondidos” en la comida: rebozado de pescados y carnes, harinas y pan rallado en salsas, azúcar en los postres, el pan, la bebida (soy asturiana, la sidra es básicamente hidratos de carbono con alcohol), etc. Pero, tras el pánico inicial, también he descubierto que no es tan difícil comer fuera si piensas un poquito antes de pedir. A veces es un poquito complicado sobre todo si la comida es para compartir en el centro ya que no puedes imponer tu criterio y la comida tiene que ser del gusto de todos pero malo es (al menos en mi círculo) que no se haya pedido una carne, un pescado y alguna cosita más que puedas llevarte a la boca sin disparar el contador de carbohidratos. La cosa mejora un poquito cuando hablamos de un menú del día porque es casi imposible no encontrar opciones si bien es cierto que, probablemente, esté cocinado con más añadidos de los que uno pondría en casa pero tampoco se puede extremar hasta el punto de sufrir pensando en cada bocado que te estás comiendo.

Pues un día en el que se dio este último caso fue cuando descubrí mi queridísimo repollo con langostinos. Ahí nos fuimos un domingo a comer varios amigos con los peques a una sidrería que sólo ofrecía menú del día, vamos, que o comes lo que hay, o comes lo que hay. Mi primera idea fue elegir una ensalada templada de salmón ahumado pero de segundo, una de las opciones era salmón a la plancha. Por mucho que me guste el salmón, que me encanta, comerlo de primero y de segundo plato es demasiado hasta para mí (que lo tengo desayunado, comido y cenado). Así que me vi en la tesitura de elegir entre salmón a la plancha y fritos de merluza, lo cual no fue fácil (anda que no me gusta dramatizar ni nada…). Al final, intentando no pasarme de hidratos de carbono (por el rebozado de la merluza) me decanté por el salmón (¡Oh, qué grandísimo sacrificio!, nótese el sarcasmo) y, para no saturarme de omega 3 el organismo, me pedí de primero el guiso de repollo con langostinos.

No podría deciros cuánto me gustó, en serio, estaba buenísimo. Lo disfruté tantísimo que hasta tuve que disimular porque mis amigos me miraban con cara de “No puede ser que esté tan flipada por un repollo” (pero lo estaba, así soy yo, intensita hasta para comer). En la sidrería en cuestión (y en casi todos los restaurantes asturianos), cuando te sirven un guiso, pote o cocido, en lugar de hacerlo en el plato, te llevan un perol (¿se llama así?) para que te vayas sirviendo tú mismo. La cantidad que contiene suele ser bastante abundante (como para comer dos personas sin necesidad de un segundo). Bueno, pues casi me lo termino. De hecho, el único motivo por el que no lo hice fue porque todos los demás ya habían terminado sus primeros y no les iban a servir hasta que yo terminara el mío. Fue la única vez en mi vida en la que me planteé pedir que me pusieran las sobras en un tupper para llevarme a casa porque se me encogía el corazón (bueno, más bien el estómago) de pensar que se iban a llevar aquello y no me lo iba a poder comer. Sí, lo sé, soy exagerada hasta decir basta, pero hay que quererme así, no hay más.

Al día siguiente en la oficina, recuerdo que estaba emocionada contando lo riquísimo que estaba aquel repollo y algunos compañeros que también habían probado el plato (aunque no en el mismo restaurante) estuvieron de acuerdo conmigo en que era un manjar de esos poco conocidos a los que deberíamos poner en valor. Veeeeeenga, vaaaaaaaale, igual no lo expresaron en esos términos pero lo estoy contando yo y me permito ciertas licencias poéticas (en la línea de “Es mi Scattergories y si no aceptáis barco como animal acuático, me lo llevo a casa” jajajajajajaja).

Bueno el caso es que el repollo con langostinos siguió rondando mi cabeza hasta que me dije: “A ver, Marinuca, sabes que estás deseando probar a prepararlo tú, así que, ¿a qué esperas?”. Pues, ea, ya os imagináis lo que pasó, ¿no? Exacto, el fin de semana siguiente mientras la peque se quedaba guardando el turno en la frutería del supermercado yo elegía con amor los langostinos que iban a acompañar el repollo. No os alarméis, los langostinos eran congelados y estaban en una nevera justo al lado de la frutería y no perdí de vista a mi hija más que el tiempo necesario para coger la caja de langostinos: estaba pelín obsesionada con el guiso, pero no hasta ese punto.

Pues nada, hice una cosa que no suelo hacer, y es grabar el vídeo la primera vez que hago la receta (suelo probar antes y grabar cuando ya he hecho mis ajustes) pero estaba tan segura de que iba a ser un éxito rotundo que me lancé a grabar directamente. Bueno, en parte también fue porque tenía miedo de que me saliera perfecto y luego no recordar bien cómo lo había hecho, no os voy a engañar, puede pasarme (lo que viene a ser un eufemismo de “me pasa más a menudo de lo que estoy dispuesta a admitir»).

No me equivocaba, estaba para chuparse los dedos. Salió una cantidad enorme con lo cual pude congelar e ir disfrutándolo en varias ocasiones más tras haber empleado un mínimo de tiempo de trabajo (de verdad que más fácil no puede ser). Como no podía ser menos, cuando lo llevé a la oficina sólo me faltó enviar un correo a todo el mundo para contarles que lo había hecho, lo había conseguido y estaba riquísimo. Tal fue mi entusiasmo que hubo gente que se animó a hacerlo y también triunfaron. De hecho, no sé a qué estáis esperando para probarlo. ¡Venga, corre!

Sólo una cosa más: ¡de nada! XD

Y vosotros, ¿ya lo conocíais? ¿Qué plato súper básico os sorprendió e incorporasteis a vuestro menú habitual? ¿Alguna sugerencia a la receta? Contádmelo, por favor, soy todo ojos.

¡Gracias por estar!

Repollo con langostinos

Serves: 4
Prep Time: 5 Cooking Time: 40

Ingredients

  • Un repollo o col
  • 10 langostinos
  • 250 ml de vino blanco
  • 150 ml de agua
  • Aceite, sal y pimentón al gusto

Instructions

1

Cortamos en juliana el repollo y reservamos

2

Rehogamos en aceite el ajo y el pimentón

3

Añadimos los langostinos y sofreímos hasta que empiecen a soltar su caldo

4

Vertemos la mitad del vino y llevamos a ebullición

5

Retiramos y reservamos los langostinos

6

Añadimos el repollo, la sal, el resto del vino y el agua

7

Cocemos hasta que el repollo esté tierno (revolvemos de vez en cuando para que no se pegue)

8

Ponemos los langostinos de nuevo y dejamos cocer 10 minutos más

Nutrition

  • 143 Calories
  • 6,5g Carbohydrates
  • 10g Fat
  • 3,25g Fiber
  • 9g Protein

You Might Also Like

No Comments

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.